Los izquierdistas usan el patetismo para anular los logos y así impulsar su activismo. El "juego de la lástima" es una forma común de esto. Te desarma inundándote de lástima, culpa y urgencia moral, de modo que tu juicio y discernimiento nunca tengan oportunidad. Entra el niño llorando, o la historia unilateral. Luego viene la demanda: aceptar el marco moral de izquierdas y el activismo que le acompaña. Si te resistes, la etiqueta no es solo un insulto. Es un interruptor de activación social, que da luz verde a los ataques contra ti: "racista", "odioso". La idea es movilizar a los testigos, aumentar el coste social de decir que no y convertirte en el ejemplo para que otros aprendan que el cumplimiento es el precio de mantenerse "decentes".